por Enrique Monterroza
“El justo aborrece la palabra de mentira…”
Proverbios 13:5a
Es triste mentir, pero lo es aun mas no aceptar que lo hicimos. Y es que en la vida nos encontraremos en situaciones como esas, en donde nuestra naturaleza nos llevara a hacer lo que sabe hacer, estos es mentir. Pero habría una diferencia enorme en momentos determinados si fuéramos capaces de reconocer que mentimos y que no estuvo bien.
Al pensar en esto, mis pensamientos me llevan al episodio de Ananías y Safira (Hechos 5:1-10). Y es que estos dos personajes tenían una propiedad la cual vendieron con la intención de poner el dinero a disposición de los apóstoles. Pero ellos hicieron algo más, si bien es cierto la disposición al principio era dar todo el dinero de la venta a los apóstoles para sostener a los hermanos porque en ese entonces los cristianos eran muy unidos, pero ellos con dinero en mano decidieron quedarse con una parte del dinero de la venta.
El terreno era de ellos, y nadie los obligo a venderlo, pero ellos quisieron camuflajear una mala acción, a través de una “buen” la cual era entregar ese dinero para ayudar a sus hermanos.
Ananías entrego el dinero a Pedro pero en ese mismo instante el Espíritu Santo le revelo lo que Ananías había hecho y en el instante murió y lo fueron a sepultar.
Horas más tarde su esposa Safira a diferencia de su esposo tuvo la oportunidad de reivindicarse, de decir la verdad, al ser preguntado por Pedro si la cantidad de dinero que le dio Ananías era exactamente lo de la venta del terreno. En ese momento Safira tenía dos opciones: Seguir con la mentira ó reconocer que era mentira y decir la verdad.
Lastimosamente ella decidió seguir con la mentira y su fin fue el mismo que su marido, murió en el instante.
Este es un pasaje muy estricto, ya que si cada uno de nosotros muriéramos por cada mentira que dijéramos, creo que los seres humanos estaríamos en peligro de extinción.
A lo que quiero llegar hoy con esta reflexión es que tú también tienes la misma oportunidad que Safira tuvo. Tú puedes seguir con esa mentira o reconocer que te equivocaste y reivindicarte con el Señor.
¿Hasta cuándo seguirás defendiendo lo indefendible?, ¿Hasta cuándo seguirás esa mentira?, ¿No crees que es mejor reconocer tu error y aceptar la verdad?
Hoy te invito a hacer a un lado tu orgullo humano, a reconocer tus errores y tratarlos de enmendar, tú tienes la llave que abre las bendiciones del cielo a través de una vida sincera delante de Dios.
Personalmente considero que una persona que tiene el valor de reconocer que ha mentido es una persona que tiene un futuro esperanzador, porque el reconocimiento de nuestros errores son los que nos llevan a la perfección.
No hay nada mejor que practicar la verdad
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