No te canses de creer
por Richy Esparza
La diferencia entre mirar los frutos de la tierra prometida desde lejos y arrancarles de un árbol con tus propias manos es creer. Lo que separa que a tripulante descienda sobre el agua y camine sobre ella a diferencia de los otros tripulantes es que él decidió creer. La diferencia entre millones de hombres pereciendo en un diluvio y una familia manteniendo a flote la esperanza de la humanidad es que la familia decidió creer.
Aquellos que hemos tenido entendimiento del funcionamiento del Reino de los Cielos sabemos que el inicio de las bendiciones comienza al creer, se esperan creyendo y cuando todo indique que no llegarán es ahí donde hay que creer más aún.
Cuando el ser humano y mayormente el Cristiano deja de creer su vida pierde sentido. Cada vez que nos rendimos a la espera de lo que nos pertenece hay tristeza en nuestro espíritu, porque en el fondo sabemos que aquello que tanto anhelamos estaba a la vuelta de la esquina.
Creer para nuestro Dios no es solamente creer en nuestra mente, sino derramar nuestro corazón día a día en lo que creemos. Creer en el Reino de los Cielos a diferencia de la reglas de este mundo es que en el Reino de Dios solo se necesita una palabra para avanzar. Este mundo nos ha enseñado “hay que ver para creer” pero en nuestro Reino se ve el camino a medida que se va avanzando. Así cómo Pedro camino sobre las aguas, la ley natural y la lógica humana indicaban que se iba a ahogar pero la fe dice lo contrario. Al igual que el río Jordán detuvo su cauce solamente hasta que los sacerdotes comenzaron a avanzar entre las impetuosas aguas. Y que tal aquella vez que un joven derrotó solamente con una onda y piedra a un guerrero de casi tres metros que vestía una armadura imponente, a David no le importó lo que sus ojos veían sino aquel que le había enviado para degollarle.
Nadie dijo que la vida Cristiana sería fácil, pero cada vez es más gloriosa. Tampoco que sería una vida cómoda, pero el movernos en el Espíritu Santo que conquista nos mantiene vivos.
Hoy quiero hacerte una invitación a creer más allá de lo que lo has hecho hasta ahora. Incluso a que retes a nuestro Dios creyendo cosas más grandes y gloriosas (conforme a su propósito para tu vida), hazlo y Él te sorprenderá. No te canses de creer, no te canses de soñar, mantén avivada la pasión que arde en ti, y seguramente experimentarás una gloria más grande en tu vida.
No te canses de creer, cuando la noche sea mas oscura, cuando las aguas arrecien más fuertemente contra ti, cuando tu carne se revele cómo nunca contra ti, es ahí dónde más hay que creer, pues tanto en lo natural cómo en el Reino de los Cielos el punto más oscuro de la noche es justo antes de que salga el sol.
"Vivimos por fe, no por vista”
2 Corintios 5:7
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